Por
EBER HUEZO
Era un joven lleno de sueños
y de deseos de un mundo mejor para mi país, el contexto político me
favorecía, “alimentar el ideal de libertad
de la represión que
ejercía el gobierno a través de su élite armada”. Grupos
contrarios nos vendía el ideal de ser libres a través de la
revolución mostrándonos la cara de Fidel Castro como icono de la
revolución cubana y del mundo “ un paraíso terrenal para la clase
trabajadora”.
Castro y su revolución no
solo la había idealizado en la isla cubana sino en entre los países
subdesarrollados el mundo que en ese entonces sufrían la represión
de dictadores que a consta de acallar muchas vidas, trataban de
eternizarse en el poder.
A través de el Che Guevara,
Castro sembró la semilla de la revolución en tierra de injusticia y
dominada por el militarismo. Su semilla germinó como un ideal
romántico, alentando a jóvenes universitarios, campesinos, obreros
y profesionales pertenecientes a la clase media siendo exitoso en
países como Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Venezuela, Bolivia
para mencionar algunos países latinoamericanos que hasta hoy lo
idealizan.
Esta por demás mencionar
los beneficios que la revolución de Castro llevó a Cuba: más
educación y atención a la salud así como la Ley de Reforma
Agraria, que proscribió el latifundio con la nacionalización de las
propiedades de más de 402 hectáreas y entregó la tierra a decenas
de miles de campesinos.
Cifras oficiales indican que
en 1959 solo había aquí 25 mil titulados, faltaban escuelas para
más de medio millón de niños, 10 mil maestros estaban sin trabajo;
era casi inexistente la enseñanza media y un 30 por ciento de los
cubanos no sabía leer ni escribir.
En la actualidad, la
Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (Unesco) reconoce que el 99,8 por ciento de los cubanos
mayores de 15 años hoy saben leer y escribir.
El derecho al trabajo, a la
salud, a la cultura y al deporte también se convirtieron en premisas
para el gobierno cubano que se preocupó por eliminar los lastres
heredados por Batista tales como la drogadicción, el crimen
organizado, la prostitución y el abuso infantil.
Cifras oficiales indican,
además, que la tasa de mortalidad infantil en el país se encuentra
por debajo de cinco por cada mil nacidos vivos y la esperanza de vida
es de 78 años.
En el orden interno, Cuba,
actualmente con 11,2 millones de habitantes, también consiguió
éxitos culturales y deportivos que la sitúan al nivel de los países
desarrollados.
Obtuvo el segundo lugar en los
Juegos Panamericanos Guadalajara-2011, con 58 medallas de oro, y
defiende el acceso pleno a la cultura y al deporte en medio de
importantes desafíos económicos, políticos y sociales. Pero por
otro lado, para defensa de la revolución se creo un sistema que no
permitió las libertades de la democracia tal como lo concebimos como
la libre expresión y la libertad de ir donde queramos.

En Cuba no hay libertad de
expresión como lo conocemos en otras partes del mundo, si alguno se
opone a las medidas gubernamentales son detenidos acusados
actividades contra revolucionarias y pueden ser condenados a más de
25 años de cárcel.
Los medios de comunicación,
tanto los periódicos como la radio y la televisión, son censuradas.
Las noticias internacionales que se difunden son las que conviene al
Estado cubano. Telerebelde, Cubavisión y Canal Educativo son los
canales de la televisión cubana. Simplificado, el primero muestra
documentales y programas culturales, el segundo noticias y películas
y el tercero diferentes clases de matemática, química o lo que sea
educativo. Para los cubanos está prohibido navegar por la red
internet, pero sí hay la posibilidad de chatear y enviar correo
electrónico en las oficinas de Correos de Cuba.

Algunos de sus detractores
dicen que muchos cubanos piensan que Castro prometió libertades a
los cubanos, pero los traicionó porque al calcar el modelo soviético
de gobierno. Acabó con uno de los países más prósperos de América
Latina y diezmó y dispersó a la clase empresarial, pulverizando el
aparato productivo.
Tres generaciones de cubanos
no han conocido otros gobernantes durante cincuenta y tantos años de
partido único y terror. Extendió la educación pública y la salud,
pero ese dato confirma el fracaso de un sistema con mucha gente
educada y saludable incapaz de producir, hambrienta y entristecida
por no poder vivir siquiera como clase media, lo que los precipita a
las balsas.
Fusiló a miles de
adversarios. Mantuvo en las cárceles a decenas de miles de presos
políticos durante muchos años. Persiguió y acosó a los
homosexuales, a los cultivadores del jazz o el rock, a los jóvenes
de pelo largo, a quienes escuchaban emisoras extranjeras o leían
libros prohibidos. Impuso un macho feroz y rural como estereotipo
revolucionario. El 20% de la sociedad acabó exiliada.
Creó una sociedad coral
dedicada públicamente a las alabanzas del Jefe y de su régimen. Por
su enfermiza búsqueda de protagonismo, miles de soldados cubanos
resultaron muertos en guerras y guerrillas extranjeras dedicadas a
crear paraísos estalinistas o a destruir democracias como la
uruguaya, la venezolana o la peruana de los años sesenta.
Carecía de escrúpulos
políticos. Se alió a Corea del Norte y a la teocracia iraní. Apoyó
la invasión soviética a Checoslovaquia. El 90% de su tiempo lo
dedicó a jugar a la revolución planetaria.
Hoy muchos de nosotros hemos
enviado muestras de solidaridad al pueblo cubano por la perdida de su
líder revolucionario, muchos celebran su partida, otros se
entristecen, lo cierto es que debemos idealizar lo bueno y desechar
por completo sistemas que si bien nos dan de comer nos mantienen como
pájaros enjaulados o animales de zoologico, alimetados, con buena
salud, pero carentes de libertad.